Publicado en el mensual Xarxa Urbana
La creación de la Concejalia de Cambio Climático, presidida por el “fichaje estrella” de María-Ángeles Ramón-Llin, había sido anunciada a bombo y platillo, como la gran novedad del gobierno de Rita Barberá salido de las urnas el pasado 27 de mayo. Después de más de 5 meses desde su creación, poco se sabe sobre su actividad, y menos aún sobre su responsable, incapaz de pronunciarse sobre las acuciantes cuestiones ambientales de la ciudad de Valencia. Lo ha demostrado una vez más en una reciente entrevista a un periódico nacional, donde la retahíla de vaguedades y lugares comunes da buena muestra de su absoluto desconocimiento de la materia, cuando no de su manifiesta incapacidad.
A ese respecto, nos preguntamos cual es la opinión de la Concejala Ramón-Llin sobre el circuito urbano de F1, que ya se ha empezado a construir, sin que se haya tramitado ninguna Declaración de Impacto Ambiental (DIA). Silencio absoluto! Mientras tanto, el científico Osvaldo Canziani, miembro del Panel Intergubernamental contra el Cambio Climático (IPCC), que se reunido recientemente en Valencia, ha advertido de la peligrosidad de los motores a explosión que utilizan los monoplazas, ya que producen ozono en superficie. Este gas, según Canziani, es un poderoso oxidante que contamina el aire y provoca el blanqueo de las hojas de árboles y plantas, y afecta a la salud de los ancianos y los niños.
De los otros apartados que son competencia de la Concejalia que regenta Ramón- Llin, no hay rastro de ninguna actuación. Valencia sigue pagando una elevadísima factura para la iluminación de las calles y edificios públicos, más de 10 millones de euros al año, más del doble que Barcelona pero con la mitad de habitantes (no por nada unos de los apodos de Rita Barberá es “alcaldesa de las farolas”…). Este despilfarro energético provoca más gases de efecto invernadero, que repercuten directamente sobre el cambio climático. Por el contrario la Ordenanza de Fomento de las Energías Renovables, que la providencia había permitido que se aprobara después de muchos años, sigue sin aplicarse, como confirman las palabras de la Concejala de Cambio Climático. La otra cara de la misma moneda, es la gran cantidad de coches, más de 900.000 al día, que circulan por la ciudad; un problema que deteriora la calidad de vida y es responsable de más del 50% del total de las emisiones de C02, máximo responsable del efecto invernadero. Y el transporte público sigue desatendiendo las necesidades básicas de los valencianos, con la perdida de viajeros (más del 5% en el mes de octubre) y el pésimo servicio, como comprobamos todos los días los usuarios.
Estas son las pruebas irrefutables de la inutilidad de la creación de esa Concejalía, que solo busca confundir y manipular a la opinión pública, en un intento de vender la inexistente gestión del gobierno de Rita Barberá. Valencia seguirá siendo una de las ciudades más contaminadas de España, entre las que más contribuyen al cambio climático, con más del 70% de emisiones sobre los parámetros del Protocolo de Kyoto.
Los que se habían hecho alguna ilusión y que reponían alguna esperanza, han tenido rápidamente que abandonarlas: el PP no se ha convertido a los paradigmas de la defensa del medio ambiente, más bien al contrario sigue apostando por un modelo de ciudad que incrementa la contaminación, empeorando la calidad de vida de los ciudadanos.
Pedimos por tanto la dimisión inmediata de la Concejala de Cambio Climático (sic!), reemplazada por otra responsable que adopte unas efectivas medidas de control de las emisiones de gases de efecto invernaderos, mediante la redacción de un plan cuatrienal, con objetivos concretos y plazos de ejecución establecidos.
A ese respecto, nos preguntamos cual es la opinión de la Concejala Ramón-Llin sobre el circuito urbano de F1, que ya se ha empezado a construir, sin que se haya tramitado ninguna Declaración de Impacto Ambiental (DIA). Silencio absoluto! Mientras tanto, el científico Osvaldo Canziani, miembro del Panel Intergubernamental contra el Cambio Climático (IPCC), que se reunido recientemente en Valencia, ha advertido de la peligrosidad de los motores a explosión que utilizan los monoplazas, ya que producen ozono en superficie. Este gas, según Canziani, es un poderoso oxidante que contamina el aire y provoca el blanqueo de las hojas de árboles y plantas, y afecta a la salud de los ancianos y los niños.
De los otros apartados que son competencia de la Concejalia que regenta Ramón- Llin, no hay rastro de ninguna actuación. Valencia sigue pagando una elevadísima factura para la iluminación de las calles y edificios públicos, más de 10 millones de euros al año, más del doble que Barcelona pero con la mitad de habitantes (no por nada unos de los apodos de Rita Barberá es “alcaldesa de las farolas”…). Este despilfarro energético provoca más gases de efecto invernadero, que repercuten directamente sobre el cambio climático. Por el contrario la Ordenanza de Fomento de las Energías Renovables, que la providencia había permitido que se aprobara después de muchos años, sigue sin aplicarse, como confirman las palabras de la Concejala de Cambio Climático. La otra cara de la misma moneda, es la gran cantidad de coches, más de 900.000 al día, que circulan por la ciudad; un problema que deteriora la calidad de vida y es responsable de más del 50% del total de las emisiones de C02, máximo responsable del efecto invernadero. Y el transporte público sigue desatendiendo las necesidades básicas de los valencianos, con la perdida de viajeros (más del 5% en el mes de octubre) y el pésimo servicio, como comprobamos todos los días los usuarios.
Estas son las pruebas irrefutables de la inutilidad de la creación de esa Concejalía, que solo busca confundir y manipular a la opinión pública, en un intento de vender la inexistente gestión del gobierno de Rita Barberá. Valencia seguirá siendo una de las ciudades más contaminadas de España, entre las que más contribuyen al cambio climático, con más del 70% de emisiones sobre los parámetros del Protocolo de Kyoto.
Los que se habían hecho alguna ilusión y que reponían alguna esperanza, han tenido rápidamente que abandonarlas: el PP no se ha convertido a los paradigmas de la defensa del medio ambiente, más bien al contrario sigue apostando por un modelo de ciudad que incrementa la contaminación, empeorando la calidad de vida de los ciudadanos.
Pedimos por tanto la dimisión inmediata de la Concejala de Cambio Climático (sic!), reemplazada por otra responsable que adopte unas efectivas medidas de control de las emisiones de gases de efecto invernaderos, mediante la redacción de un plan cuatrienal, con objetivos concretos y plazos de ejecución establecidos.
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