Otra vez en Fallas y otra vez controversias. Otra vez caos, malentendidos y bronca. Otra vez, demasiadas ya, sin que el Ayuntamiento mueva un dedo, sin que intervenga y garantice los derechos de todos: de los falleros (y de la ciudad, por supuesto!) a celebrar la fiesta, y de los ciudadanos a que tengan las menores molestias posibles.
Los vecinos de la calle Sueca, y de Russafa, son de los pocos que hasta ahora se han rebelado contra los abusos continuados. Por eso se les quiere colgar el cartel de anti-falleros. Al Ayuntamiento gobernado por el PP y a los falleros más intransigentes, le es más cómodo clamar al cielo e ir de víctimas, que abordar la resolución de los problemas y garantizar los derechos de todos. Bajo la excusa de que son fiestas y hay que aguantarse no resuelven las cuestiones más problemáticas, maltratando y pisoteando los derechos de los vecinos. Esas posturas son totalmente abusivas, ya que además están provocando el rechazo de la fallas por parte de muchos valencianos. Debería ser una prioridad del Ayuntamiento y de los falleros dialogar y resolver esas cuestiones, que son prioritarias para que se de un trato igualitario a todos.
Es incomprensible que la policía local de Valencia no haya intervenido en la disputa de ayer, impidiendo el principio de agresión del presidente de la Falla Sueca a los vecinos que les pedían explicaciones. Que el concejal de fiestas no se persone en la zona y medie en el conflicto. Y que el resto de autoridades no intervengan para estudiar si se ha cometido algún delito.
El abuso y las malas prácticas son una constante: se cierran muchas calles sin plantear alternativas, no hay recorridos de seguridad para que puedan entrar ambulancias en caso de necesidad, hay un abuso de luminarias, de materiales contaminantes en los monumentos falleros, se almacenan y disparan tracas sin normas de seguridad (recordad la explosión de la calle Azcarrága del año pasado...), se producen toneladas de residuos, se abusa del ruido hasta altas horas de la madrugada....etc, etc.
La Fallas se creen, muchas veces de manera orgullosa..., ajenas al resto del mundo y a las llamadas a la moderación y al control. Parece como si la cosa no fuera con ellos: a quien les llama la atención le cuelgan el sambenito de anti-fallero, o lo que es peor de anti-valenciano. Eso demuestra que hace falta una reflexión profunda sobre la dirección que está tomando la fiesta fallera. Sin victimismos y sin acusaciones. Antes de que se impongan medidas drásticas, que no llevan a ningún lado.