Las primeras lluvias de septiembre ha traído la inevitable caída de cascotes y canaletas de un edificio del barrio del Carmen, que ha motivado la intervención de una unidad de bomberos; es la demostración evidente de la falta de manutención y de la fallida aplicación del Plan Riva de reforma interior.
De hecho el barrio del Carmen arrastra desde hace mucho tiempo la ausencia total de un proyecto de rehabilitación coherente, con el imprescindible y decisivo compromiso de la iniciativa pública. La situación de degradación se sigue prolongando más allá de las estampas idílicas y las fachadas semi-postizas que se pretende vender a los cuatros rincones del mundo: una nueva muestra de dejadez y desorden urbanístico que deberia poner las pilas al Ayuntamiento. Que todavía tiene que demostrar que quiere a la ciudad de Valencia, a toda la ciudad, y a que se preocupe que sus ciudadanos no se jueguen la vida, porque los responsables municipales miran hacia otro lado.
De hecho el barrio del Carmen arrastra desde hace mucho tiempo la ausencia total de un proyecto de rehabilitación coherente, con el imprescindible y decisivo compromiso de la iniciativa pública. La situación de degradación se sigue prolongando más allá de las estampas idílicas y las fachadas semi-postizas que se pretende vender a los cuatros rincones del mundo: una nueva muestra de dejadez y desorden urbanístico que deberia poner las pilas al Ayuntamiento. Que todavía tiene que demostrar que quiere a la ciudad de Valencia, a toda la ciudad, y a que se preocupe que sus ciudadanos no se jueguen la vida, porque los responsables municipales miran hacia otro lado.
Este incidente, por suerte, se ha saldado solamente con daños materiales y no hemos tenido que lamentar daños personales que, a tenor de la cantidad de materiales caídos, podría haber afectado a la incolumidad de los transeuntes y de los moradores de las viviendas. Ahora es preceptivo revisar la situación de decenas y decenas de edificios que se encuentran en situación de semiruina desde hace años, sin que el Ayuntamiento se haya tomado la molestia de intervenir.
Si se quiere tener un ilustrativo ejemplo de esta grave y bochornosa situación, con un paseo por la Plaza del Doctor Collado, a espaldas de La Lonja, nos podemos encontrar con un gran número de edificios abandonados y con lonas para evitar caída de cascotes. No salimos del asombro que nos produce el poco aprecio que demuestran nuestros gobernantes al patrimonio arquitectónico de la ciudad, en un lugar emblemático a dos pasos de algunos de los mejores y más importantes edificios de Valencia.