¿Los carteles de Doña Rita son gratis total...?
Felicito a Javier Ibáñez Martínez, de Cositas de la Vida, por el magnífico apodo, que espero me permita pedir prestado. No se me ocurre en estos momento mejor definición de la Alcaldesa Rita Barberá, en su cruzada contra el derroche y socorriendo a los pobres de nuestra ciudad (sic!).
El (pen)último episodio de la saga tuvo lugar hace tan solo unos días. Doña Barberá subió al estrado, inmune al miedo escénico, con el papel bien ensayado y la experiencia de haber pisado las tablas de los escenarios más prestigiosos: cantó y cantó, se dejó la piel, afónica y con voz ronca no dejó títere con cabeza...
Resulta que a Rita la Cantaora no le gustan los carteles de las obras del fondo extraordinario de ZP. Le molestan, le incomoda que en su propia casa le planten esos grandes carteles cantando las maravillas del Gobierno de España (socialista, horror...). Esa medicina resulta muy indigesta y es una ofensa hacia todo los valencianos, cuando como todos sabemos Zapatero nos odia...
Algunos de nosotros hemos incluso cedido a nuestra lado más confiado y por un momento hemos creído a la sinceridad de esas palabras. El gasto es excesivo y nos lo ha recordado doña Rita calculadora en mano; es mucho dinero y parece un derroche excesivo, un gasto que estos momentos no nos podemos permitir. Unas críticas feroces, despiadadas y sin concesiones.
La Alcaldesa Rita Barberá nos ha acostumbrado a sus piruetas y a sus saltos mortales sin red. Son antológicos sus exabruptos y su queja permanente. Ahora no quedan dudas tampoco de su doble moral y de su profunda y deleznable hipocresía: en el mismo momento en que parecía indignarse por el despilfarro, probablemente el personal del Ayuntamiento plantaba un enorme cartel anunciado las obras de construcción del nuevo retén del Carmen. Que acampa enorme y ofensivo en el arrasado solar que albergaba la barraca de la Falla del Carmen.
Moral: a Rita Barberá le importa el derroche de dinero? No! A Rita la Cantaora le preocupan los pobres y los desamparados? Bastante poco!
Aguardaremos pacientes y curiosos sus próximas estelares actuaciones.
El (pen)último episodio de la saga tuvo lugar hace tan solo unos días. Doña Barberá subió al estrado, inmune al miedo escénico, con el papel bien ensayado y la experiencia de haber pisado las tablas de los escenarios más prestigiosos: cantó y cantó, se dejó la piel, afónica y con voz ronca no dejó títere con cabeza...
Resulta que a Rita la Cantaora no le gustan los carteles de las obras del fondo extraordinario de ZP. Le molestan, le incomoda que en su propia casa le planten esos grandes carteles cantando las maravillas del Gobierno de España (socialista, horror...). Esa medicina resulta muy indigesta y es una ofensa hacia todo los valencianos, cuando como todos sabemos Zapatero nos odia...
Algunos de nosotros hemos incluso cedido a nuestra lado más confiado y por un momento hemos creído a la sinceridad de esas palabras. El gasto es excesivo y nos lo ha recordado doña Rita calculadora en mano; es mucho dinero y parece un derroche excesivo, un gasto que estos momentos no nos podemos permitir. Unas críticas feroces, despiadadas y sin concesiones.
La Alcaldesa Rita Barberá nos ha acostumbrado a sus piruetas y a sus saltos mortales sin red. Son antológicos sus exabruptos y su queja permanente. Ahora no quedan dudas tampoco de su doble moral y de su profunda y deleznable hipocresía: en el mismo momento en que parecía indignarse por el despilfarro, probablemente el personal del Ayuntamiento plantaba un enorme cartel anunciado las obras de construcción del nuevo retén del Carmen. Que acampa enorme y ofensivo en el arrasado solar que albergaba la barraca de la Falla del Carmen.
Moral: a Rita Barberá le importa el derroche de dinero? No! A Rita la Cantaora le preocupan los pobres y los desamparados? Bastante poco!
Aguardaremos pacientes y curiosos sus próximas estelares actuaciones.
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