50 AÑOS DE ETA: VÍCTIMAS SACRIFICALES PARA UNA MACABRA EFEMÉRIDE

"Escribo en defensa del reino del hombre y su justicia.
Pido la paz y la palabra. He dicho «silencio»,«sombra»,«vacío»,etcétera.
Digo «del hombre y su justicia»,«océano pacífico»,lo que me dejan.
Pido la paz y la palabra". Blas de Otero

50 años no se cumplen todos los días. Hay que festejarlos por todo lo alto, hay que montar un gran acontecimiento que sea la envidia de todos. Aunque los años ya pesen y la salud no sea óptima, la claros entre las filas son cada vez más abundantes, las discrepancias rompen la unidad, las dudas se agolpan amenazadora... Pero eso ahora no importa, hay que ser fieles a sí mismos y seguir con brutal coherencia el camino empezado medio siglo atrás. La adusta edad, medio siglo de sangrientas andanzas, bien se merece un sacrificio aunque sea de vidas ajenas...!

Muchos iban a ser los invitados, que estaban condenados a recibir la noticia como un bombazo, que explotara en plena noche y que por la sorpresa quedaran paralizados,sin poder recobrar el conocimiento, aniquilados: muchos niños, madres, personas mayores, hombres, mucho de esos que tienen gorro con forma de tricornio. Los primeros ellos, que contemplarían la enorme y profunda recepción, que con tan poca valentía y con mucha más saña estaba dispuesta para el festín. Pero, por casualidades incontroladas, algo se torció, las sangrientas bodas de oro, esa epifanía fúnebre preparada con todo detalle no tuvo el deseado final...

Pero la cosa no podía terminar así. Es verdad que los achaques arrecian, la merma de efectivos es un goteo continuo, las defecciones son constantes e incontroladas, el sustrato ideológico hace agua, la base social dispersa y confusa. Sin embargo, los asalariados oficinistas del terror no cuelgan nunca el maletín, hay que cumplir los objetivos que dan significado a su pobre vida. El negocio de la muerte tiene sus engranajes, sus peones ejecutan con perversa precisión las ordenes dictadas. La sinrazón de una existencia absurda, que mira con frialdad al dolor ajeno desde el prisma de una lucha de liberación inventada, que solo justifica su perpetuidad y vigencia basándose en el terror y la amenaza.

La agonía prolongada de ETA ha vuelto a cobrar su precio de sangre: dos jóvenes guardias civiles destacado en Mallorca, Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salva, de 28 y 27 años, han sumado sus cadáveres a la pira formada por otros 856 cadáveres (la mayor parte de ellos ya en periodo de la democracia). Una ingloriosa trayectoria regada de sangre, sufrimiento y muerte; que sigue provocando dolor a cambio de existir, que basa su vida en el dolor ajeno.

Se acerca el esperado fin de ETA, que debería ser acelerado sobretodo por aquellos que persiguen a través de las legitimas vías democrática el derecho a la independencia del pueblo vasco; que participan por activa o por pasiva de la ceremonia de la confusión, que dudan todavía en que lado estar, si en el de la democracia (aunque piensen que sea de bajo perfil) o en el de la muerte: piensen que las oportunidades se acaban, que el sufrimiento y la dictadura del miedo les está quemando los últimos cartuchos que les quedan, que se les asocia con los pisoleros que hipotecan los legitimos deseos de los que quieren una Euskadi indendiente de España utilizando cauces democráticos.