Los apuros económicos (y deportivos) del Valencia tienen pluri-paternidad. A la incapacidad manifiesta de sus administradores hay que añadir la codicia de unos personajes políticos, cuyo estilo no dista mucho de las prácticas caciquiles dignas de otros tiempos. El multi-Conseller Rafael Blasco, cuya historia personal y política merecería una profunda y documentada investigación periodística (desde la trinchera revolucionaria del FRAP en los años '70, pasando por las Consellerias del PSOE, que le expulsó por corrupción..., hasta la fulguración zaplanista y definitivo realojo bajo la sombra cálida del poder de Camps), comprendió en el 2003, siendo Conseller de Territori, que de las aguas revueltas del Valencia CF era posible sacar grandes beneficios electorales. Por eso hizo todo lo que estuvo en su poder, que en ese momento era muchísimo, para que el constructor Bautista Soler se hiciera con la mayoría accionarial del club de fútbol. Con la promesa de ingentes negocios inmobiliarios: la nueva ciudad deportiva de Porxinos, el nuevo Mestalla en terrenos de la Av. Cortes Valencianas, la recalificación del antiguo estadio. Un plan que, como comentaba en otro post, estaba muy bien diseñado pero que pecaba de la debilidad de la pieza fundamental: el anillo débil que ha sido el incapaz Baustista Soler.
Los patéticos y graves acontecimiento que han teñido de negro el pasado reciente del Valencia CF han demostrado la temeridad de un proyecto que se apoyaba sobre la incompetencia y codicia de una colla de arribistas sin escrúpulos. Que han sido capaces de dilapidar la asombrosa cantidad de 600 millones de euros en tan solo 5 años. Y que no contentos con eso, sin que el máximo valedor de esa operación, el aprendiz de Titiriteo Rafael Blasco, haya pensado bien pedir disculpas y apartarse definitivamente, vuelve a la carga para rematar la faena...
El episodio con tintes de novela de espías, hubo lugar hace pocos días en un despacho de la prestigiosa firma de abogados Cuatrocases. En una reunión que se pretendía secreta, entre el fugaz presidente Soriano, el citado multi-Conseller y un oscuro inversor uruguayo que responde al nombre de Victor Bravo. La discreta cita tenía que servir para que Blasco, amigo íntimo de Soriano, conociera a Víctor Bravo y de ahí mediar a favor de Dalport Sport, asegurando que El Consell ve de buen ojo que la empresa de inversiones se haga con la mayoría del paquete accionarial del Valencia CF. Las cosas se torcieron y mucho, ya que el multi-Conseller se topó con un oscuro financiero uruguayo de grandes bigotes, evidentemente muy curtido en las prácticas de espionaje, que no tuvo reparos en grabar las conversaciones en principio secreta entre los tres, para soltarlas a la prensa. La conversación es todo un florilegio de maniobras oscuras, de compromisos de la Generalitat, de revelaciones sobre la crisis Institucional del Consell después de la imputación de Camps.
Pero lo más grave de todo es que el personaje que impuso a Bautista Soler en la presidencia del club y al desastre que provocó, vuelva a la carga para tutelar al Valencia CF, para reempezar la tarea de titiritero que sigue siendo su máxima aspiración. Codeandose con poco creíbles inversores extranjeros, que emiten bonos fantasmas y que no están registrados en los registros mercantiles, cuya web es de lo más cutre, con sede social en un chalet de Bohadilla del Monte (que casualidad, allí ha empezado todo el asunto Gürtel...). El Multi-Conseller Blasco tiene una amarga sensación de control frustrado sobre el Valencia CF y no puede quedarse de brazos cruzados hasta que no lo consigue! Pero, de momento, nanay de la China....
Los patéticos y graves acontecimiento que han teñido de negro el pasado reciente del Valencia CF han demostrado la temeridad de un proyecto que se apoyaba sobre la incompetencia y codicia de una colla de arribistas sin escrúpulos. Que han sido capaces de dilapidar la asombrosa cantidad de 600 millones de euros en tan solo 5 años. Y que no contentos con eso, sin que el máximo valedor de esa operación, el aprendiz de Titiriteo Rafael Blasco, haya pensado bien pedir disculpas y apartarse definitivamente, vuelve a la carga para rematar la faena...
El episodio con tintes de novela de espías, hubo lugar hace pocos días en un despacho de la prestigiosa firma de abogados Cuatrocases. En una reunión que se pretendía secreta, entre el fugaz presidente Soriano, el citado multi-Conseller y un oscuro inversor uruguayo que responde al nombre de Victor Bravo. La discreta cita tenía que servir para que Blasco, amigo íntimo de Soriano, conociera a Víctor Bravo y de ahí mediar a favor de Dalport Sport, asegurando que El Consell ve de buen ojo que la empresa de inversiones se haga con la mayoría del paquete accionarial del Valencia CF. Las cosas se torcieron y mucho, ya que el multi-Conseller se topó con un oscuro financiero uruguayo de grandes bigotes, evidentemente muy curtido en las prácticas de espionaje, que no tuvo reparos en grabar las conversaciones en principio secreta entre los tres, para soltarlas a la prensa. La conversación es todo un florilegio de maniobras oscuras, de compromisos de la Generalitat, de revelaciones sobre la crisis Institucional del Consell después de la imputación de Camps.
Pero lo más grave de todo es que el personaje que impuso a Bautista Soler en la presidencia del club y al desastre que provocó, vuelva a la carga para tutelar al Valencia CF, para reempezar la tarea de titiritero que sigue siendo su máxima aspiración. Codeandose con poco creíbles inversores extranjeros, que emiten bonos fantasmas y que no están registrados en los registros mercantiles, cuya web es de lo más cutre, con sede social en un chalet de Bohadilla del Monte (que casualidad, allí ha empezado todo el asunto Gürtel...). El Multi-Conseller Blasco tiene una amarga sensación de control frustrado sobre el Valencia CF y no puede quedarse de brazos cruzados hasta que no lo consigue! Pero, de momento, nanay de la China....
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