Toda las instituciones públicas volcadas con la F1...
El circuito urbano de F1 en la ciudad de Valencia tenía todas las papeletas de un previsible y esperado desastre. Estaba cantado que no iba a convertirse en ese evento internacional que movilizara a multitudes de turistas nacionales e internacional. Por más que nos intentaran convencer de las bondades visuales del trazado, se queda a años luz de las abasurdas pretensiones de que se pareciera a el de Montecarlo. Sin hablar de la decadencia de la Formula1 y de que se pretende que tenga éxito de público dependiendo de las posibildades únicas y exclusivas de Fernando Alonso. De hecho, el poco oculto objetivo propagandístico de Generalitat y Ayuntamiento era ese, crear tal expectativas entre los valencianos, a las puertas de las elecciones de 2007 (todos recordamos los subterfugios y el impresentable chantaje de Camps y Barberá para realizar la prueba, supeditándola a su reelección), para hacer caja en las urnas y seguir la estela de la transformación de la ciudad de Valencia en un gran parque de atracción. La estrategia funcionó, cumplió sobradamente las expectativas del PP, la de llenarse de votos. Del resto de expectativas, según mi modesta opinión las que menos les importaban, vemos ahora donde han ido a parar, han acabado en el vertedero de los eventos emblemáticos. Un vertedero ya saturado!
La penúltima esperanza, ese cirio encendido al altar de San Schumacher, llamado a revitalizar la floja venta de entradas con su inesperada participación en la competición (después del desafortunado accidente de Massa en Hungría), ha visto su llama apagarse repentinamente. El heptacampeón alemán ha anunciado que no participará en la carrera de Valencia, porque no está en condiciones físicas adecuadas para aguantar una dura carrera. Esa noticia ha encendido todas las alarmas, el acojono por la ausencia de Alonso se ha transformado en verdadero pánico, una "muy mala noticia" en palabra de Aspar. A partir de ahí todos a atacar al alemán y a Ferrari por haber despertado ilusiones que no cumplirán, en la línea de la actitud ya típica de buscar la culpa ajena en lugar de mirar los errores propios.
Sin embargo no han pensado quedarse de brazos cruzados, la maquinaria sigue en marcha para salvar los muebles y no quedar con el culo al aire. Si no se venden las entradas porque hay muy pocos interesados en esa carrera de Formula1, entonces se recurre al plan B. El de la caja B, la caja pública en la que los liberales de pacotilla del gobierno valenciano metan las garras siempre que necesitan remediar sus necias decisiones (que es casi siempre!). Se están viendo regalos de entradas a mansalva por todas partes, en los periódicos, en los comercios, en la tele, hasta Bancaja parece que esté regalando una cantidad exagerada de entradas. Todo por supuesto a cuesta del erario público, porque seguro que el coste de esas entradas al final será sufragado por la Generalitat. Vía una subvención extraordinaria o algo por el estilo, a la empresa Valmorsport, esa tapadera bajo disfraz empresarial que se creó para dar a entender que de la prueba de Formula1 se ocuparía una empresa privada, que correría con los gastos. Crasa mentira!
La penúltima esperanza, ese cirio encendido al altar de San Schumacher, llamado a revitalizar la floja venta de entradas con su inesperada participación en la competición (después del desafortunado accidente de Massa en Hungría), ha visto su llama apagarse repentinamente. El heptacampeón alemán ha anunciado que no participará en la carrera de Valencia, porque no está en condiciones físicas adecuadas para aguantar una dura carrera. Esa noticia ha encendido todas las alarmas, el acojono por la ausencia de Alonso se ha transformado en verdadero pánico, una "muy mala noticia" en palabra de Aspar. A partir de ahí todos a atacar al alemán y a Ferrari por haber despertado ilusiones que no cumplirán, en la línea de la actitud ya típica de buscar la culpa ajena en lugar de mirar los errores propios.
Sin embargo no han pensado quedarse de brazos cruzados, la maquinaria sigue en marcha para salvar los muebles y no quedar con el culo al aire. Si no se venden las entradas porque hay muy pocos interesados en esa carrera de Formula1, entonces se recurre al plan B. El de la caja B, la caja pública en la que los liberales de pacotilla del gobierno valenciano metan las garras siempre que necesitan remediar sus necias decisiones (que es casi siempre!). Se están viendo regalos de entradas a mansalva por todas partes, en los periódicos, en los comercios, en la tele, hasta Bancaja parece que esté regalando una cantidad exagerada de entradas. Todo por supuesto a cuesta del erario público, porque seguro que el coste de esas entradas al final será sufragado por la Generalitat. Vía una subvención extraordinaria o algo por el estilo, a la empresa Valmorsport, esa tapadera bajo disfraz empresarial que se creó para dar a entender que de la prueba de Formula1 se ocuparía una empresa privada, que correría con los gastos. Crasa mentira!
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