PAI Nou Mil.leni de Catarroja, quintesencia de la insosteniblidad
En los últimos años ha habido tímidos y limitados avances, gracias en gran medida a un puñado de constructores y de ciudadanos que han asumido el reto de impulsar construcciones ecológicas y sostenibles. Sin embargo representan una minucia inapreciable frente a las 4,5 millones de viviendas construidas en la última década en España.La demora en la aprobación del nuevo Código de Edificación, aprobado en marzo 2006, que introduce mejoras sustanciales en las pautas constructivas, ha echado por tierra la promoción generalizada de la bioconstrucción al calor de boom inmobiliario. Y no solo eso, porque el aluvión de viviendas construidas, a razón de 457.000 al año, ha dejado al descubierto los fallos de una legislación del suelo permisiva, que ha alentado la especulación y las agresiones medio-ambientales. La explosión urbanística ha sido especialmente grave en el País Valencià: cuestionada por muchos sectores sociales y económicos, objeto de varias condenas del Parlamento Europeo, las promociones inmobiliarias han brillado por su carácter antisocial y por su probada insosteniblidad, fruto del consumo exagerado de recursos naturales y por la deficiencias ambientales de las mismas construcciones.
Las modernas técnicas bioconstructivas, que privilegian la eficiencia energética de la vivienda, el uso de materiales reciclados y ecológicos, el reciclaje, son las mejores respuestas a la crisis económica y ambiental en la cual estamos inmersos. Unos valores que en el resto de Europa son la norma: el barrio Simbiocity de Estocolmo, una antigua zona industrial, cuyas viviendas ahorran hasta el último Kw de electricidad y se autoabastecen de energía, gracias a un diseño tecnológico que está al alcance de todos.
*Artículo publicado en el Suplemento Bio de El Mundo
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