Nació como una veraniega convocatoria por Facebook de un anónimo Colectivo contra la Corrupció, fruto sin duda de la esasperación y el asco. Provocado por las revelaciones sobre la trama de corrupción que afecta a todo el PP y en especial al Presidente de la Generalitat Francisco Camps. Que no dudó en mentir una y otra vez, a negar rotundamente que siquiera conociera a los cabecillas de la trama, en primis el estrafalario Álvarez 'El Bigotes' Pérez, su 'amiguito del alma' al cual demostraba más que afecto con aquel 'te quiero un huevo', que dejo noqueado a más de uno en su entorno inmediato (su fiel Ana Michavila nunca se recuperó y acabó por dejar el puesto de asesor personal del Presi...). Unos líos de falda que incluso el alto tribunal valenciano, el TSJ presidido por un De la Rúa, con el cual el Presidente Camps tiene una amistad que los diccionarios actuales son incapaces de abarcar..., no ha podido ocultar. La escándalosa sentencia absolutoria firmadas por el más que amigo presidente del TSJCV, dar por probado que Camps y el resto de la tropa recibieron los famosos trajes de parte de El Bigotes, aunque luego pretendiera hacernos creer que esos regalos no tuvieron relación con el cargo que reviste.
Tanta indignación acumulada durante años de gobierno autoritario, sospechoso a los ojos de muchos valencianos, de las corruptelas y la posible financiación ilegal del PP incluso antes de que el juez Garzon destapara la trama Gürtel, llevó a una primera movilización el pasado 13 de junio. Hubo un discreto número de personas, que acudieron a demostrar su malestar, sus ganas de limpieza generalizada de la vida pública, y a pedir un castigo ejemplar para los corruptos, que se habían aprovechado de su cargo para enriquecerse personalmente o favoreciendo los negocios de empresas afines. Fue un primer ensayo, quizás algo escaso, pero ejemplarizante y muy liberatorio, se notaba que despertaba algo.
Nada en comparación con lo que pudimos presenciar el pasado sábado 31 de octubre. Una marea humana llenó las calles del centro del Valencia, sorprendiendo incluso a los organizadores. Hubo atascos de personas en la Plaza Sant'Agustín, muchos todavía no habían salido de la plaza, cuando un kilometro más allá en la Plaza de la Virgen se empezaba a leer el manifiesto. La Manifestación-Procesión por la muerte de la Democracia se perfilaba como una de las más multitudinaria, como nunca se había visto en el Cap i Casal. Un ejemplo ineludible de civismo que los gobernantes implicados en la trama de corrupción harían bien en no subestimar: la opinión pública está volviendo, vuelve a ocupar el lugar que le pertenece de pleno derecho, el de juez imparcial de los comportamientos en la vida pública, que están sometidos al juicio, más allá y de manera más profunda que las votaciones cada 4 años. Una poderosa fuerza que es el bastión del funcionamiento de la democracia plena, que unos y otros gobernantes intentan derrotar o amilanar, comprando voluntades o depontenciándone el alcance.
La respuesta alegre y festiva, las caras de satisfacción, las sonrisas, el desarrollo respetuoso, es el comienzo de la reconstrucción de la casa común de valencianos y valencianas, que con una sola voz han expresado una idea: queremos dignidad, de la ciudadanía y de la clase política!
No será esta la última, ya nos toca preparar la siguiente, porque los aniquiladores del espíritu democrático no sueltan la presa, no se apartan ni se dejan procesar. Volverán a tener noticias nuestras, muy pronto.
Tanta indignación acumulada durante años de gobierno autoritario, sospechoso a los ojos de muchos valencianos, de las corruptelas y la posible financiación ilegal del PP incluso antes de que el juez Garzon destapara la trama Gürtel, llevó a una primera movilización el pasado 13 de junio. Hubo un discreto número de personas, que acudieron a demostrar su malestar, sus ganas de limpieza generalizada de la vida pública, y a pedir un castigo ejemplar para los corruptos, que se habían aprovechado de su cargo para enriquecerse personalmente o favoreciendo los negocios de empresas afines. Fue un primer ensayo, quizás algo escaso, pero ejemplarizante y muy liberatorio, se notaba que despertaba algo.
Nada en comparación con lo que pudimos presenciar el pasado sábado 31 de octubre. Una marea humana llenó las calles del centro del Valencia, sorprendiendo incluso a los organizadores. Hubo atascos de personas en la Plaza Sant'Agustín, muchos todavía no habían salido de la plaza, cuando un kilometro más allá en la Plaza de la Virgen se empezaba a leer el manifiesto. La Manifestación-Procesión por la muerte de la Democracia se perfilaba como una de las más multitudinaria, como nunca se había visto en el Cap i Casal. Un ejemplo ineludible de civismo que los gobernantes implicados en la trama de corrupción harían bien en no subestimar: la opinión pública está volviendo, vuelve a ocupar el lugar que le pertenece de pleno derecho, el de juez imparcial de los comportamientos en la vida pública, que están sometidos al juicio, más allá y de manera más profunda que las votaciones cada 4 años. Una poderosa fuerza que es el bastión del funcionamiento de la democracia plena, que unos y otros gobernantes intentan derrotar o amilanar, comprando voluntades o depontenciándone el alcance.
La respuesta alegre y festiva, las caras de satisfacción, las sonrisas, el desarrollo respetuoso, es el comienzo de la reconstrucción de la casa común de valencianos y valencianas, que con una sola voz han expresado una idea: queremos dignidad, de la ciudadanía y de la clase política!
No será esta la última, ya nos toca preparar la siguiente, porque los aniquiladores del espíritu democrático no sueltan la presa, no se apartan ni se dejan procesar. Volverán a tener noticias nuestras, muy pronto.
1 comentario:
Verdaderamente hay que felicitar a Grezzi y a sus amigos y compañeras, cada vez te pareces más a Groucho (y ese es el mejor piropo que puedo imaginar). ¡Felicidades!
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