La bola crece, los tres trajes de nada se han transformado en fraude electoral, financiación irregular y corrupción continuada. Casi nada. Pecata minuta.Las huestes del PP valenciano pueden estar negando de que no haya nada de nada, pueden seguir instalados en la mentira y la manipulación permanente y continuada, en la busqueda desesperada del plebiscito en las urnas; otra cosa es que consigan que, con la nariz tapada, miremos para otro lado.
El auto del juez Pedreira TSJM no admite interpretaciones: la trama corrupta del Bigotes y Correa obtuvo cuantiosos contratos con la administración valenciana entre los años 2004-2008 (periodo de poder de Camps), a cambio los mangantes no escatimaron en regalos personales a todos los miembros del gobierno del PP (trajes, relojes, costosos juguetes, joyas, etc...) con los cuales eran muy íntimos ("amiguito del alma", "Álvaro, te has pasado 20 pueblos", "Ric Costa, vas a ser Conseller"); además de pagar actos electorales del partido, de forma señalada en las campañas autonómicas del 2007 y las generales del 2008. Una manera de funcionar que se configura como una relación orgánica entre la trama y el núcleo de poder del PP, calcado de las cúpulas mafiosas que creíamos radicadas en la península itálica.
Fraude y delito electoral, financiación illegal del PP, corrupción, cohecho propio (regalos y enriquecimento personal a cambio de favores). En la cual están implicadas hasta 7 Consellerias y 8 organismos público, con sus respectivos jefes: González Pons, De Rosa, Milagrosa Martínez, Francisco Camps, Víctor Campos, Vicente Rambla, David Serra, Ricardo Costa. Todos metidos en el ajo! Más los directores generales y la legión de cargos de confianza que aprobaban y tramitaban las adjudicaciones, todos ellos colocados a dedo (como el que le vendió la farmacia al matrimonio Camps y otro que es el marido de la socia de la farmacista Doña Isabel Bas...).
Estas circustancias gravísimas sonrojarían a más de uno, que una vez descubiertos habrían abandonado de inmediato el cargo, haciendo penitencia y pidiendo perdón (cristianamente y cívicamente) a valencianos y valencianas. Porque el día de mañana no muy lejano Camps y su tropa se sentarán en el banquillo delante de un tribunal, con la posibilidad de acabar en la cárcel. La podredumbre ha llegado a tal nivel que el hedor no nos deja respirar, una constante ofensa y un insulto insoportable al cual debemos poner punto final, si no queremos que la mierda que lanzan estos corruptos no nos ahogue.
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