El capítulo económico merece un análisis más profunda y detallada, ya que más allá de la propaganda interesada del Consell, no está nada claro que el balance de las carreras sea todo lo positivo que se nos quiera vender. De momento, según reportaban varios medios de prensa, entre ellos El País, la Generalitat ha gastado como mínimo 211 millones de euros de las arcas públicas. Un punto sobre el cual merece hacer especial hincapié, debido a que se nos ha repetido hasta el aburrimiento de que el gran premio tendría "coste neutro". La derrama de dinero público ha tenido dudosa rentabilidad económica, a pesar de que se hayan lanzado cifras estratosféricas de plazas hoteleras ocupadas. En realidad, el incremento del número de espectadores no ha superado el 3% de los que estuvieron en las carreras del 2009.
Cifras un tanto pobres, que desde luego no nos sacan de pobres..... Dicho de otra forma, la completa ocupación de las 10.000 plazas hoteleras (según ha cifrado la confederación Hosbec) durante un fin de semana pueden ser un balance aceptable, aunque no satisfactorio y para nada duradero en el tiempo, visto que de un año a esta parte el número de turistas extranjeros que visitan Valencia ha descendido más de un 15%. La incalculable promoción planetaria no parece haber surtido los efectos deseados...Unos rácanos 60 millones de euros de beneficios, que la Consellera de Turismo Belén Juste se ha apresurado a difundir, no nos quitan el hipo!
Los que sí notaron el efecto gran premio en sus carnes fueron los valencianos, especialmente los de Nazaret y de zonas limítrofes al circúito. Ellos sí que se subían por las paredes, y no precisamente por la emoción desbocada que les producen los altos decibelios de los monoplazas: no veas como se han puesto de contentos cuando se han enterado de que les iban a cortar las normales vías de acceso a sus casas durante semanas...
Con todo esto, parece claro que se necesitan propuestas más atractivas para que los turistas extranjeros decidan pasar sus vacaciones en Valencia. Más que una carrera del motor que atrae a los mataos del glamour de quita y pon, a los 4 yates que deciden amarrar en la darsena para no hacer el feo a Ecclestone y los pocos turistas de bocadillo y pack de viaje todo incluido. Por ejemplo, la ciudad de Lyon, de tamaño parecido a Valencia, acoge cada año un número muy elevado de turistas, muy por encima de nuestra ciudad. La tercera ciudad de Francia ha centrado su atractivo en el turismo cultural y natural, favorecido por su enclave estratégico anclado entre dos ríos (Ródano y Saone) y a dos pasos de los Alpes. Pero también por la protección y reestructuración del patrimonio artístico y arquitectónico: 427 hectáreas de la ciudad están clasificadas como Patrimonio Mundial de la Humanidad, donde destacan el antiguo barrio medieval del Viuex Lyon, las colinas de la Croix Rousse y de Fourviére. La ciudad es miembro de la organización de ciudades patrimonio mundial y está clasificada ciudad de arte y de historia según la Unesco:
La larga historia de Lyon, que fue fundada por los romanos en el siglo I a. C. como la capital de las Tres Galias y ha continuado desde entonces desempeñando un papel principal en el desarrollo económico, cultural y político de Europa desde entonces, está vívidamente ilustrado por su tejido urbano y muchos edificios históricos de calidad de todos los periodos. [Web de la Unesco]Unas impecables credenciales que se completan con la atractiva oferta culinaria, entre las mejores del mundo, un ambiente agradable y reposado para disfrutar de la ciudad en transporte público y en bicicleta; rutas eno-gastronómica en la región de Lyon, así como manifestaciones artísticas durante todo el año.
Valencia puede conseguir situarse entre las ciudades con mayor atractivo turístico de toda España aplicando un modelo similar al de la ciudad francesa. El enorme potencial natural (El Saler, l'Albufera) y la excelente climatología; una historia milenaria, que ha dejado su huella indeleble en multitud de edificios y momumentos, que pueden hacer las delicias de los visitantes, una vez se haya llevado a cabo un ambicioso plan de conservación y promoción (barrios como Ciutat Vella que sufren un doloroso abandono, que deben encarar un futuro de conservación posible y necesario). Los barrios marineros de Cabanyal, Malvarrosa, Nazaret pueden recuperar su vocación, rehabilitando la trama urbana, para que alberguen una creciente población que dinamize la cultura, el ocio, la ocupación y el comercio. L'Horta puede convertirse en uno de los motores de la regeneración de Valencia, que tiene que extender la mirada hacia ese lugar único en un contexto urbano, para integrarlo en la trama de la ciudad de una forma armónica, protegiéndone los valores socio-económicos, naturales y paisajísticos. Las manifestaciones artísticas, ahora mismo dispersas y faltas de un rumbo claro, pueden incrememtar el valor añadido que sea el aliciente de la llegada de visitantes durante todo el año: festivales de literatura, una mostra de Cine del Mediterraneo digna de su nombre, manifestaciones musicales de repercusión internacional, los museos como el IVAM, que tiene que recuperar su fama perdida, a través de la revisión de sus contenidos y la colaboración con instituciones museísticas de dentro y fuera de nuestras fronteras.
Existen mejores fórmulas para que Valencia sea unos de los destinos favoritos de los visitantes, para que los residentes vivamos en una ciudad más acogedora y con mejor futuro.