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Todo y lo previsible del discurso del PP y de su Presidente, volcado en dibujar una dimensión paralela a la que vivimos a diario los comunes mortales, seguro que no dejaremos de preguntarnos si este señor es aquejado por algún tipo de disfuncionalidad cognitiva inducida o es que aplica un sadismo sin límites al cuerpo vivo del País Valencià. No nos sentimos capaces de saber a ciencia cierta si el guión campsista prevé algún numerito, pero podemos estar seguro que será difícil superar en calidad al que protagonizó Juan Cotino en el acto de juramento como nuevo Presidente de Les Corts.
A estas alturas es bien conocido el gesto nacional-católico de Cotino de plantar un crucifijo en medio de la mesa de presidencia de Les Corts, mientras se aprestaba a jurar el cargo. Juan Cotino es miembro numerario del Opus Dei, un hombre que al parecer tiene fuerte convicciones religiosas, que ha demostrado hacer valer en cadauno de sus actos como dirigente público, electo en democráticas elecciones. Por encima de la leyes constitucionales y de la aconfesionalidad del estado.
Quizás, esta vez, a Cotino el subconsciente le haya jugado una mala pasada: lo que en principio parecía un golpe de efecto destinado a forzar las frágiles costuras constitucional en las relaciones estado-iglesia, acofensionalidad del estado incluida, en realidad haya sido una velada confesión del calvario que está destinado a padecer durante los próximos años de legislatura. Ya que por más que el PP se las prometa felices, se la deberán ver con una oposición política organizada, con los númerosos jucios por corrupción y otros graves delito, con el agujero contable que se agranda por momento, y con la indignación popular que seguirá aumentando. Entonces veremos si Cotino y su tropa serán capaces de aguantar su cruz!
La otra cara de esta jornada la mostrarán los indignados del 15M que han programado una protesta frente a Les Corts coincidiendo con el acto de investidura. Una legítima y necesaria movilización para mostrar el descontento y el profundo malestar hacia el gobierno valenciano y el PP que lo sostiene, así como hacia aquellos grupo político que están haciendo oídos sordos al clamor popular de un cambio profundo en las formas de la política. Pero con una importante salvedad: es inaceptable la violencia y la coacción, hay que ser inteligentes y precavido en no caer en la provocación, cuidar el lenguaje y no atacar a los antidisturbios. Que han demostrado que tienen unas ganas locas de hacer volar las porras y ensañarse con los que protestan. Porque creemos que se busca exactamente eso, exacerbar los ánimos para luego no tener más remedio que intervenir para detener a los 'violentos'.
Esta vez nos movilizamos sin hostias!
Publicado en L'Informatiu.com