València, quién te ha visto y quién te ve. Al baúl de los recuerdos ese efímero reconocimiento de "escoba de plátino 2012", otorgado como tantos otros con criterios poco rigurosos (veáse si no las polémicas banderas azules).Ya no eres ejemplo de buen hacer (sic!), sólo son un pálido recuerdo los "qué bonica estás,València", una postal amarillenta y desgastada perdida entre la basura, la hojarasca y los restos de todo tipo esparcidos por aceras y calles.
Nuestra ciudad hace tiempo que no luce esa estampa idílica (si alguna vez lo fue...) que ha intentando desesperadamente vender la alcaldesa menguante Rita Barberá. La basura no se recoge todos los días, no se vacían los contenedores que rebosan al suelo su contenido. Con indignantes excepciones: los barrios bien, de alto poder aquisitivo han notado poco o nada el cambio. Y tampoco aquellas calles donde moran la alcadesa y sus concejales (según nos cuentan lo vecinos, la calle de la concejala de Residuos sra. Ramón-Llin está como una patena!).
La situación de abandono y degradación es imputable integralmente a la alcaldesa menguante Barberá, que ostenta ese cargo desde más de 22 años. Hasta ahora maquillaban la situación insuflando dinero a las contratas de limpieza y recogida de residuos. Pero nada han sabido hacer para involucrar a la ciudadanía en el cuidado y el civismo de la ciudad. Y ahora que la deuda aprieta, pagamos los platos rotos de su palmaria incapacidad de gestionar la ciudad en función de las necesidades de la ciudadanía. Mientras cuidaba los intereses de las empresas privadas de manera estrepitósamente ejemplar.
Las consecuencias desastrosas no han tardado en mostrarse en toda su cruda evidencia. Estas fiestas más que nunca: los servicios de limpieza de las empresas concesionarias, agasajadas con contratos millonarios, se han tomado un largo puente de navidad. Ni servicios diarios ni especiales durante los largo puentes de nochevieja y de reyes.
Y claro la mierda rebosa, la ciudad de València acaba convertida en una pocilga.