16 de septiembre de 2014
Bici, sí. Parches, no, gracias.
Como cada año, hoy es para mí un gran día, porque hoy empieza la Semana Europea de la Movilidad (European Mobility Week), un evento cuyos objetivos comparto plenamente y en el que siempre participo de manera muy activa, organizando y promoviendo las actividades programadas. Sin embargo, también cada año me invade el sabor agridulce de ver que la ciudadanía valenciana padece a una administración, que se mueve en el sinsentido más absoluto en materia de transporte. Y en franca oposición al progreso evidente que supondría la relegación a un segundo plano del uso del automóvil en la movilidad urbana, en beneficio del transporte público y la bicicleta.
¿Cómo si no valorar, cuando se cuenta con todo el presupuesto municipal a su favor, las propuestas que plantea el enorme —y familiar, como señala Interviu esta semana en un interesantísimo reportaje — equipo de Rita Barberá con motivo de este evento? ¿Todo lo que se les ocurre es regalar cuatro bonobuses y cuatro pases de Valenbisi a los usuarios que más los emplean? Seguro que, realizando una pequeña encuesta, especialmente a esos sufridos ganadores, habrían descubierto que lo que los valencianos demandan es un servicio eficiente, rápido y a un precio asequible. Lo que, obviamente, choca frontalmente con el fomento obcecado y miope del vehículo privado, culpable de dificultar la circulación, de ocupar espacio, y de contaminar con sus gases y su ruido; al igual que los continuos recortes en los servicios de metro y autobuses. Pero para hacer la encuesta deberían haberse acercado a los andenes o subir a los autobuses: pero esa es una realidad ajena a los ediles del Partido Popular en el Ayuntamiento.
No obstante, el clamor ciudadano es tal, que hasta desde sus coches oficiales oyen campanas (más bien, las reclamaciones ininterrumpidas de los colectivos ciclistas y de los grupos de la oposición) y cuando ven asomar las orejas del lobo de la derrota electoral, se lanzan a prometer los carriles bici que han negado durante décadas. Y a pintar deprisa y corriendo carriles/parche, que no obstante sean una avance y un tímido cambio de tendencia, parece que solo se hayan pensado para seguir engrosando la cifra de su falsamente kilométrica red de circulación ciclista.
Sin embargo, aunque tras tantos años de ostracismo es difícil no ilusionarse, ya no engañan a casi nadie. Porque esos nuevos carriles, estrechos como los viejos y subordinados a aparcamientos de coches y aceras mal planificadas, hablan a las claras de lo que para ellos hemos sido hasta este momento los ciclistas: ciudadanos molestos de segunda. Lo mismo que los sufridos usuarios de transporte público.
No obstante, quieren que les creamos cuando anuncian de prisa y corriendo que incluirán un carril bici en la calle Colón, tratando así de eclipsar la propuesta de anillo ciclista, seria, trabajada y consensuada con expertos y colectivos, que al día siguiente presentábamos el grupo municipal de Compromís por Valencia y que ha tenido una estupenda acogida . ¿Pero a estas alturas vamos a creerles? ¿Cuando aún esperamos los carriles específicos para bicicletas para los puentes de la ciudad prometidos hace varios veranos? ¿Cuando hasta en las avenidas de cuatro carriles el nuevo espacio destinado a las bicis es residual?
Lo dicho, el sabor es agridulce, porque en realidad, en una sociedad moderna y avanzada, con una buena administración, todo esto no debería ser ni un tema de debate, debería ser una realidad socialmente interiorizada. Sin embargo, dadas las circunstancias, seguiremos luchando con una sonrisa por una Valencia con menos ruidos, menos gases y más espacios públicos. En definitiva, más humana. Y en breve la pondremos en práctica. Mientras tanto, os esperamos desde hoy en nuestros actos de la Semana Europea de la Movilidad.
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