17 de octubre de 2014

La hora de Compromís


En un momento de incertidumbre, con el proyecto de Compromís en una encrucijada, he querido aportar mi reflexión con este artículo publicado en eldiariocv.es

La travesía ha sido larga y dura, pero la meta ya está ahí. Después de dos décadas, carcomido por la corrupción y la manifiesta incapacidad de gestión, el enorme poder que ha tenido el PP está llegando, felizmente, a su indecoroso final. Aupado mediante promesas quizás ilusionantes, pero mal calculadas y peor gestionadas —ahí está la deuda que han generado los mal llamados "grandes eventos" y el estado ruinoso de los proyectos faraónicos, concebidos en gran medida a beneficio de intereses privados mientras seguimos asumiendo las deudas multimillonarias generadas—, y con el empleo a su servicio de unos medios de comunicación públicos que han acabado desmantelando tras sumirlos en la inutilidad y la ruina, el Partido Popular tiene las horas contadas al frente de la Generalitat Valenciana y de centenares de ayuntamientos a lo largo de todo el país.
Consciente del tremendo daño que han ejercido a nuestras tierras, buena parte de la ciudadanía ha abierto los ojos a base de denuncias y de muchas dosis de triste y dura realidad. El presente, por culpa de la nefasta gestión padecida, es oscuro y ciertamente condiciona el futuro, pero la esperanza se está abriendo paso. Está en nuestras manos decidir como y de que manera queremos gestionar ese futuro, y si podemos abordarlo con ilusión.  
Afortunadamente, todo apunta en esa dirección y como desde hace meses están adelantado numerosas encuestas de ámbito autonómico, la propuesta de la Compromís cuenta cada vez con más posibilidades no sólo de formar parte de un posible gobierno de cambio, sino incluso, si somos capaces de promover e impulsar nuestras propuestas, de liderarlo. Sin embargo, no podemos contentarnos con eso, y mucho menos dormirnos en los laureles, porque a día de hoy no hay nada conseguido.  
La magnífica labor de nuestros seis diputados en Les Corts, ejemplificada en la persona de Mónica Oltra considerada la política mejor valorada; la de Joan Ribó en el Ayuntamiento de Valencia, la de Joan Baldoví en el Congreso y Jordi Sebastià en Europa, así como el trabajo realizado en centenares de ayuntamientos por todo el país, han ayudado a difundir nuestra labor y a obtener múltiples confianzas y afinidades. Pero ahora ha llegado el momento de refrendar nuestra propuesta, la de Compromís como una opción sólida y al tiempo de vanguardia en la apertura a la ciudadanía. Lo fuimos cuando en las pasadas elecciones europeas emprendimos el camino de las primarias más abiertas realizadas hasta entonces para elegir a nuestros candidatos y sus acompañantes en la lista, y debemos serlo ahora, superando aquella marca, mejorando lo realizado y planteando unos nuevos comicios aún más abiertos y participativos que aquellos.
Por eso, ahora que compañeros y compañeras ultiman los detalles de las primarias, solo me queda pedirles que estén a la altura de las demandas ciudadanas y que no entiendan —precisamente cuando los vientos de cambio son más fuertes— estas elecciones de candidatas como un trámite, sino como la principal vía de comunicación y difusión de las ideas con que se gestionará nuestro futuro colectivo, y también de las personas que lo llevarán a cabo.  
Y esto solo será posible si hay debate, si sale de los partidos y se traslada a las calles, si se produce un enfrentamiento amistoso pero encendido de ideas y candidatas, y una llamada masiva a la participación ciudadana, tanto de simpatizantes de nuestra coalición, como de simpatizantes de nuestras ideas o de las que deberían contar en un futuro gobierno amplio.
Es la hora de dejar atrás los cálculos electorales y de dar un paso al frente, de volver a ser referentes, y de asumir, como ya hicimos hace cuatro años, la voz de un pueblo. Con valentía y a pecho descubierto. Ése es el único camino, y ésta, nuestra hora. La hora de Compromís.

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