Una imagen del mercado, por el gran Tono Giménez. |
La historia, en cualquier caso, es sencilla. En el Grao de Valencia, en un entorno privilegiado, rodeado de edificios que sobrevivieron a los bombardeos fascistas al puerto de la ciudad en la Guerra Civil, se encuentra el hermoso mercado del Grao. Éste daba trabajo a muchas personas y llenaba de vida al barrio de una manera modesta. Sin embargo, con la Copa América a la vista y la burbuja inmobiliaria en plena expansión, el espacio era un suculento bocado que ofrecer a algún amigo del PP. Sin embargo había un obstáculo: sus honrados trabajadores. Por ese motivo, el equipo de Barberá paralizó la subasta de puestos en el mercado, de manera que, a medida que se jubilaran las comerciantes, los puestos se fueran cerrando, y así la oferta del mercado se fuera deteriorando, lo hiciera a la par su atractivo, y finalmente se pudiera justificar su venta.